El mensaje de la Biblia

La Biblia contiene un mensaje muy importante para ti. Dios te ama, te está buscando para transformar tu vida y establecer una relación personal contigo. Dios desea hacerte feliz, Él conoce tu vida y tiene la respuesta a todas tus necesidades.

Para que esto suceda, tienes que entender lo siguiente: todos los hombres venimos a esta vida a tomar una decisión de valor eterno. De esta decisión depende dónde pasaremos la eternidad. Dios confirma en su Palabra que sólo hay dos lugares a dónde ir: el cielo o el infierno. Quiero preguntarte: ¿Qué pasaría si murieras hoy? ¿En dónde abrirías tus ojos?

Dios dice que para ir al cielo, tienes que nacer de nuevo. Jesús le dijo a Nicodemo: "Os es necesario nacer de nuevo", Juan 3:7. El creador explica en la Biblia cómo nacer de nuevo, cómo salvarse. Es muy sencillo y tú puedes salvarte hoy. ¿Cómo?

Antes que nada, debes reconocer que has pecado. Dios creó al hombre por amor y lo creó perfecto. Le dio el don de la libertad y la Biblia enseña que el hombre ejerció esta libertad apartándose de su Creador el día que pecó. Dios dice que "por cuanto todos pecaron, están destituidos de la gloria de Dios", Romanos 3:23. Tus pecados te impiden tener una relación personal con un Dios justo y perfecto. La Biblia afirma que "la paga del pecado es muerte", Romanos 6:23. Esta muerte incluye una separación de Dios para siempre en el infierno. "Así está establecido para todos los hombres que mueran una sola vez, y después de esto, el juicio", Hebreos 9:27. Esta verdad es horrible, el infierno es real, pero es exactamente la razón por la que Cristo vino a morir por nosotros.

Dios, al contemplar este destino eterno, decidió amarte de tal manera que dio a su Hijo Jesucristo, para que muriera como tu sustituto. Él vivió la vida perfecta que debiste haber llevado, pagó por tus pecados en la cruz y murió en tu lugar, "Al que no conoció pecado [Jesús], por nosotros Dios lo hizo pecado, para que nosotros quedáramos justificados delante de Dios", 2 Corintios 5:21. Nuestra mente no alcanza a comprender cómo es que Jesús fue juzgado y castigado por nuestras faltas, pero Dios así lo afirma en su Palabra: "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros", Romanos 5:8. Esto es verdad y Dios no puede mentir.

Amigo mío, "Dios. . .ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan", Hechos 17:30. Este arrepentimiento es un cambio de mente que Dios mismo produce y gratuitamente te otorga. Sólo debes reconocer delante de Él que eres pecador, pedirle perdón por lo que has hecho, apropiar el pago que hizo por ti en la cruz y estar dispuesto a que Él cambie tu vida. Él es el que lleva a cabo este milagro, tú tan solo lo debes aceptar. El carcelero de Filipos preguntó a Pablo y Silas: "¿qué debo hacer para salvarme? Ellos le dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo", Hechos 16:30-31. La Biblia explica que creer en Cristo es recibir y aceptar lo que Él hizo por nosotros.

Ninguna religión ni ninguna obra puede salvarte. No olvides, Dios es el que salva y Cristo el que murió por ti. La salvación es un regalo que tan solo debes apropiar, "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no es de vosotros, pues es un regalo de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe", Efesios 2:8-9.

Con la libertad que Dios te dio, tú puedes tomar la decisión de aceptar a Jesucristo como tu Señor y Salvador. La Biblia dice que debes invocarlo acercándote a Dios y pidiéndole que te salve. "Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo", Romanos 10:13. Quizá pienses que esto no puede ser tan fácil, pero sí lo es, la Palabra de Dios lo afirma. Este es el gran regalo del Creador para el hombre. Amigo mío, cree en Jesús y recíbelo hoy como tu Salvador. "He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación", 2 Corintios 6:2.

Jesús dijo: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo", Apocalipsis 3:20. Jesús está a la puerta de tu corazón llamando, y espera que lo dejes entrar. Esta es la decisión de valor eterno que debes tomar.

Ahora mismo, dondequiera que estés, dirígete a Dios, y CON TUS PROPIAS PALABRAS ora así: "Dios, perdóname por los pecados que he cometido; estoy arrepentido. Acepto el pago que hiciste por mis faltas en la cruz y te pido que me salves. Señor Jesús, te pido que entres a morar en mi corazón para siempre y transformes mi vida. Te acepto como mi Salvador personal y quiero que seas mi Señor. Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús. Amén"

Si le pediste a Dios que te salvara, Jesús ya vive en tu corazón, "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hechos hijos de Dios", Juan 1:12. A partir de este momento Él comenzará a transformar tu vida, "si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas", 2 Corintios 5:17. A medida que Jesús vaya cambiando los aspectos equivocados de tu vida, confirmarás la presencia de Dios en tu corazón. éste es el nuevo nacimiento del que habló Jesús con Nicodemo.

Si estos conceptos no están claros, léelos varias veces. Pide a Dios que te ayude a comprenderlos y no deseches este mensaje hasta que lo entiendas y esta salvación sea tuya. Tu alma es eterna y es tu más grande posesión, no permitas que se pierda. "Porque, ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?", Marcos 8:36. Asegúrate de ser salvo. Si pierdes tu alma, perderás el cielo y lo perderás todo. Permite que Dios te salve en este momento.

No confíes en tus sentimientos, pues éstos cambian; afírmate en las promesas de Dios, las cuales nunca cambian. Ahora que has invitado a Cristo a tu corazón, hay tres cosas fundamentales que tienes que practicar diariamente: Ora, pues de esta manera empezarás a hablar con Dios. Lee la Biblia, pues esto le permitirá a Dios hablar contigo. Y comparte esta salvación que has recibido con todos los que tengas oportunidad. "A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos", Mateo 10:32. Haciendo esto, crecerás espiritualmente en esta nueva relación que has iniciado con Dios. Que Dios te bendiga.

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