Jesús nos invita a dejar caer todo el equipaje que tratamos de llevar a lo largo de la vida.

Tratamos de llevar cargas que nunca teníamos que llevar. No podemos tenderle la mano a los demás si nuestras manos están llenas.

Preocuparnos por nuestros propios problemas interfiere con nuestra capacidad para ayudar a los demás con los suyos.

El descontento es un tipo de veneno.

En realidad no somos dueños de todas las cosas que poseemos en la tierra.

No esperes a que las circunstancias cambien para cambiar tu actitud.

La gratitud es una verdadera señal de que alguien ha quedado libre de la necesidad y que tiene contentamiento en Cristo.

Para muchas personas, la vida es una selva.

Jesús nos da esperanza porque nos hace compañía, tiene una visión y conoce el camino por el que debemos ir.

Jesús es el Pastor y quiere guiarte a lo largo de la vida.

Jesús nos da esperanza cambiando la selva. Él nos devuelve la esperanza entregándose a sí mismo.

Jesús experimentó temor.

Al enfrentar su mayor temor, Jesús le pidió fortaleza a Dios.

Cuando los temores nos rodean, se nos insta a fijar nuestros ojos en Jesús.

Nunca estamos solos. . . Dios está con nosotros.

No evites tus temores; simplemente no los enfrentes solo.

Nuestros fracasos nos dejan envueltos de culpas y vergüenza.

Jesús te llama para que vengas, no para reprenderte, sino para darte la bienvenida de vuelta.

Jesús ha preparado un lugar para ti.