¿Quieres ser salvo? Este es el Plan de Dios:

http://vicabrera.blogspot.com/2006/08/quieres-ser-salvo.html

Amigo(a):

¿Alguna vez te has preguntado si eres salvo? Pero… Salvo ¿de que?

Si nunca te has preguntado esto, o no tienes idea de que estamos hablando, te invito a que lo hagas y leas este articulo con mucha atención, claro, todo esto si es que crees que la Biblia es la Palabra de Dios.

Del tema que estamos hablando es acerca de la salvación del alma, es decir, que podamos ser salvos de una eternidad en constante sufrimiento, y que al contrario de eso, podamos disfrutar de una vida eterna llena de gozo con Cristo.

A lo mejor lo de la salvación del alma no te interesa, o a quizá crees que con la vida que has llevado hasta ahora te vas a salvar y vas a obtener la vida eterna… pero pensándolo bien, creo que este es un tema demasiado importante y delicado como para dejarlo al azar o a las creencias individuales… después de todo ¡se trata de nuestra eternidad! Por eso te invito a que veamos a través de la Biblia de que se trata esto de la salvación, ¿OK?

Veamos…

1.- El gran problema

El hombre desde que le desobedeció a Dios en el jardín del Edén, siempre ha tenido un problema con Dios, el cual se llama pecado. El pecado es un muro que separa al hombre de Dios:

“pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.” (Isaías 59:2)

Y ahora viene lo realmente problemático, ya que si cometo un simple pecado ya tengo una recompensa: la muerte.

“Porque la paga del pecado es muerte…” (Romanos 6:23)

Entonces si yo peco, voy a morir… pero si de todos modos, ¡todos vamos a morir algún día! Pero de lo que se está hablando aquí es mas bien de otra muerte, se le conoce en la Biblia como “La muerte segunda” o infierno:

“Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” (Apocalipsis 21:8)

Lo malo de todo esto, es que todos nosotros tenemos algún tipo de pecado. Ningún hombre o mujer podría decir: “Yo nunca he pecado”. ¿Has mentido alguna vez? Pues ya estas en la lista…

De esta manera, si todos hemos pecado, estamos todos perdidos.

“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23)

Ah! Pero si yo no bebo, no fumo, no he matado a nadie… de hecho tengo una religión ¿Cómo Dios me va a mandar al infierno si soy una “buena persona”? Al contrario, son los homicidas y la gente mala los que se merecen ir al infierno…

Ante los ojos de los hombres podremos ser buenos, pero ¿que opina Dios de nosotros?

“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.”(Romanos 3:10-12)

Se concluye que el gran problema que tenemos los seres humanos, es que somos pecadores, y como tales, Dios no nos recibirá en su reino, sino que antes estamos todos destituidos de su gloria y nuestro destino es el lago de fuego.

Pero no todo está dicho… hace tiempo surgió una puerta de salvación…

2.- La gran solución

Ante el gran problema que nos condenaba al infierno, surgió una Buena Nueva o buena noticia, la cual es el Evangelio de Jesucristo.

La solución consiste en lo siguiente:

Como la paga del pecado es muerte – tanto para “buenos” como para “malos” - y con el fin de que ninguno de nosotros tuviésemos que pagar este precio, Jesús (el Hijo de Dios) fue entregado para morir en la cruz para pagar por todos nosotros, para así poder quedar libres de pagar esta deuda:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)

Dios amó tanto a su creación (Tú y todos nosotros) que entregó a su Hijo para venir a morir en lugar de nosotros y saldar la deuda de muerte que ocasionamos con nuestros pecados.

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8)

¿Lo ves? Cristo te ama tanto que hasta dio su propia vida por ti, para salvarte.

Por esta razón Dios es amor: porque te da la posibilidad de salvarte entregando a su Hijo unigénito, NO porque vaya a dejar pasar a todo el mundo “al cielo” como creen muchos… ¡NO te equivoques!

Pero entonces, ¿todos somos salvos?

No, esto no es todo. La salvación no es automática, porque para que este pago que hizo Cristo en la cruz se haga efectivo en ti, antes debes aceptar a Jesucristo para que sea tu Señor y Salvador personal, así como se indica a continuación...

3.- Acepta a Jesucristo y obtiene la vida eterna ahora

Haz una oración teniendo en cuenta lo siguiente:

1.Confiesa que eres un pecador y pídele al Señor que te perdone de todos tus pecados.

“El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. “ (Proverbios 28:13)

2. Pídele a Jesús que venga a morar a tu corazón, para que te salve y controle todo tu ser y así seas un hijo de Dios.

“Mas a todos los que le recibieron [a Jesús], a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12)

3. Confiesa y declara con tu boca que Jesús es el Señor y Salvador de tu vida.

“Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” (Romanos 10:8-10)

4. Dale gracias al Señor por este regalo de vida eterna que acabas de recibir.

Ahora levántate, y bautízate para el perdón de tus pecados. Para ello busca una Iglesia cristiana, cuya principal autoridad sea La Biblia por sobre todas las cosas. Para simplificarte la tarea, no pierdas el tiempo buscando en iglesias que no sean del tipo “evangélicas”, ya que éstas últimas son las que más se apegan a la Biblia, salvo unas cuantas excepciones, ya que muchos se ponen el cartel de “evangélico” y son verdaderos hechiceros.

Una vez dentro de la Iglesia, ponte a disposición del Pastor que Dios tiene en ese lugar y manifiéstale tu inmediato interés por bautizarte.

“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (Marcos 16:16)

“Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” (Hechos 2:38)

Si has creído a La Biblia y has orado para que Jesús sea tu Señor y Salvador, entonces ¡felicitaciones! ¡Ya eres salvo!

“Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.” (1Juan 5:13)

Ahora solamente unas cuantas recomendaciones para que puedas sobrevivir en esta nueva vida como cristiano(a).

Consejos:

1. Practica la comunicación con Dios a través de la oración.

“Orad sin cesar” (1Tesalonicenses 5:17)

2. Lee la Biblia con regularidad. Es una buena idea leerla completamente desde Génesis a Apocalipsis en el transcurso de un año o más.

“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39)

3. Participa activamente en la Iglesia, no te dejes estar, ¡no dejes que se enfríe tu espíritu!

“no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre” (Hebreos 10:25)

4. ¡Se perseverante! El que no es capaz a sobreponerse a los diversos problemas y conflictos no alcanzará la vida eterna, ya que éste regalo se puede perder si lo descuidamos.

“Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.” (Mateo 24:13)